La protesta estudiantil: un contagio generalizado

El protagonismo del sector estudiantil en el debate político venezolano se ha convertido en un virus que ha contagiado rápidamente todos los espacios de la vida nacional. Extendiéndose aceleradamente, las ideas-virus de los jóvenes han traspasado las aulas de los claustros universitarios para permear hacia la sociedad. En innegable que el mensaje ha sido contagioso, el discurso del movimiento estudiantil se ha erigido como un verdadero gancho capaz de producir impacto.
En el proceso de cambio que han liderado las universidades pueden identificase tres cualidades propias del mensaje epidémico: en primer lugar la gran capacidad de contagio; por otro lado, la aparición de pequeñas causas que han provocado grandes efectos, tal como ocurrió con el cese de las transmisiones de rctv, pues era difícil imaginar en ese momento que la situación fuese a derivar en una explosión del descontento en las universidades nacionales. Por último, el fenómeno universitario no se ha producido de manera gradual, sino drásticamente, para transformarse en un huracán de ideas que ha ganado fuerza y respeto en cuestión de semanas, algo que muchos catalogan como el despertar de un gigante que permanecía dormido.